viernes, 15 de marzo de 2013

Educar para la competencia

Venezuela necesita una transformación, unos cambios, se necesita comenzar por lo que es obvio, que es sin duda alguna un trabajo de base, que le permita al venezolano verse y sentirse de otra manera, pero sin abandonar lo que es. La realidad venezolana es que después de tantos años de formación, después de una inversión tan costosa por alumno, el profesional ya graduado tiene que volver a formarse, porque en general sus competencias no respondes a las exigencias del trabajo. Esto no debería de ser así, ya que en la universidad se debe formar a una persona para lograr cumplir con lo que se le exige en el trabajo, además cuando una persona pasa a ser egresado de una universidad este ya lo denominan como “profesional” sin darse cuenta que la mayoría de estos estudiantes egresados de una universidad no tienen las cualidades de un profesional, sin importar si son egresados e la mejor universidad del país.
Educar sería tomar en cuenta a la persona integral: su autoestima, su libertad, su capacidad e relacionarse, vincularse con el otro, la ética, la responsabilidad, entre otros. Muchos venezolanos han cultivado religiosamente su desamparo, a sabiendas de que hay alguien, gobierno o sindicato, que hará un negocio para socorrerlos. Esto no cambiará hasta el día en que nosotros los venezolanos creamos en nosotros mismos, cuando comencemos a usar nuestros recursos internos, y cuando aprendamos a manejar alternativas. Ahí es cuando verdaderamente este país comenzará a salir adelante, dejaremos de ser flojos, de irresponsables; comenzaremos a exigirnos más a nosotros mismos, en vez de dejarnos embaucar por unas simples promesas de los políticos.
Según Manuel Barroso “reencuadrar un país es proveer una manera de pensar, de sentir, de desempeñarse, de ser más efectivo tomando al otro en cuenta con un servicio de excelencia. Reencuadrar un país es estructurar equipos directivos que gerencien la administración pública y privada, cambiando la mentalidad de  partido  por un mapa de Venezuela para todos”.
Para reencuadrar un país se debe comenzar por educar. El educador es la persona profesional, que ayuda, interviene, orienta el crecimiento del educando. Aplicando lo más importante que es el contacto, el diálogo efectivo entre dos personas, no los contenidos académicos ni tampoco la transferencia de conocimientos previamente aprendidos por el “profesor” en una relación de poder y control. Hay que tomar en cuenta que la persona necesita desarrollar cinco competencias básicas que son:
-Valorarse y quererse a si mismo
-Asumir riesgos, desarrollando un sistema de brega efectivo ante las eventualidades
- Comunicarse y expresar exactamente lo que quiere comunicar
-Manejar diferencias, maneras y modos de manejar diferencias
-El desarrollo se lleva a cabo en diferentes contextos: contexto individual, de pareja, de familia, organizacional y social
Otro error del venezolano es no saber u omitir el hecho de que la familia y la escuela son un binomio para el crecimiento. La escuela es el vinculo entre familia, comunidad y empresas, permitiéndoles una visión diferente de país, sin la cual toda educación carecería de sentido.
La situación de Venezuela es peligrosa pero el momento excelente porque es cuando un sistema comienza a revirar y a exigir nuestra presencia. La conversión debe ser para todos. El hombre marginal anda suelto en su locura, negando sus necesidades y afirmando su importancia que no es más que la destrucción de todo.
Autoestima con pasión y amor es lo que necesitamos darle al venezolano para que mire dentro de sí mismo y se sienta responsable de su vida, y del país que nos ha tocado en suerte. No hemos tenido guerras nucleares, ni guerras mundiales, pero a través de la crisis que padecemos estamos llegando al aprecio de la persona, de la comunidad, de nuestro país y de nuestros recursos. 

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